Por Carla Gómez
Desde hace varios años nuestro partido, Convergencia Socialista, viene
estudiando – y tratando de intervenir – en los procesos más álgidos de la lucha
de clases internacional, acercándonos a uno de los procesos de vanguardia en
Medio Oriente, el que viene protagonizando el pueblo kurdo.
En este caso, tuve
la suerte de realizar un recorrido por Europa y el Kurdistán turco o Bakur,
siguiendo los pasos de otros camaradas argentinos y de Brasil que habían
llegado a la zona de guerra en Rojava, en el Kurdistán sirio. Fui en mi doble carácter de militante de CS y Defensorías de Género.
Por esta razón, apenas llegué participé de la
movilización en Berlín frente a las puertas de Brandeburgo, donde se
congregaron cientos de mujeres para repudiar la Asunción de Donald Trump,
solidarizándose con sus pares estadounidenses que están luchando contra el
misógino presidente del principal imperialismo mundial.
También estuve en el Encuentro
Internacional de Mujeres que se realizó en París, junto a luchadoras de España,
Alemania, Argentina, Francia, Kurdistán y otros países, con las cuales
homenajeamos a las mártires kurdas Fidan, Leyla y Sakine, asesinadas en París
durante 2013 por luchar por la emancipación y la libertad de su pueblo.
Luego de esto dí una charla en la cátedra
de Español de la Universidad de Potsdam, explicando la pelea que, desde las
Defensorías de Género, estamos llevando adelante todos los días para salvar
nuestras vidas y las de cientos que se organizan con nosotras buscando las
respuestas que la justicia y el estado no les dan.
Más adelante, intentamos hacer la misma
charla en algún lugar público, pero sólo conseguimos un local cerrado, el de la
KDP -Komunismusdeutschpatey- la única organización que se animó a brindarnos un
lugar sin cuestionar el contenido de la charla, ya que en Europa está
prácticamente prohibido hablar de Kurdistán y del PKK.
Allí contamos con un traductor y nos
encontramos con compañeros y compañeras de Ecuador, Colombia, Chile, Argentina,
España, Alemania y Turquía, muchos/as de los/as cuales sabían del Una Menos y
del paro del 19N. Todos/as escucharon con atención la experiencia de
Defensorías de Género, expresando una gran simpatía.
Sin embargo, la experiencia más conmovedora
fue haber podido entrar al Kurdistán turco, donde arribé con Mayra, la compañera
que me albergó en Berlín. Viajamos con mucho temor porque todo el mundo nos
aconsejó no ir debido al estado de sitio que impuso la dictadura de Erdogan.
Después de haber ingresado como “turistas”
fuimos recibidas por una compañera del movimiento de mujeres que, jugándosela,
nos albergó y ayudó a conocer la ciudad de Diyarbakir – Amed para los kurdos –
que está totalmente militarizada por el ejército fascista de Erdogan.
La compañera kurda H. es muy cálida y
amable, como su hogar, nos cuidó y nos enseñó mucho acerca del “estado de
emergencia” que se vive en su ciudad, que es la “capital” de hecho del pueblo
kurdo en Turquía.
Una de las situaciones que me impactó fue
haber tenido que viajar muchos kilómetros con H. y otras camaradas del
movimiento de mujeres para tener un lugar donde reunirnos con cierta libertad:
¡En uno de los centros de esquí en las montañas!
Aunque preferí no esquiar por miedo a
lastimarme, pasé un día hermoso junto a luchadoras de fuste, que como la
mayoría de los/as kurdos/as, a pesar de la terrible situación que viven, bailaban
y cantaban todo el tiempo sobre la nieve.
Conocí a varias alcaldesas que fueron
apresadas y separadas de sus cargos por la dictadura y a algunas de las “Madres
de los Sábados” que son muy parecidas a nuestras Madres de Plaza de Mayo. Fue muy
emocionante cantar con ellas y compartir ese día de alegría y sol en la
montaña.
¿En qué situación está el movimiento de
mujeres en Amed y en el resto de Bakur?
En los enfrentamientos producidos en el
“Barrio Sur” de Amed y otras localidades emblemáticas de Bakur, como Silopi,
Cizre o Nusaybin, la dictadura mató, secuestró y torturó a miles de jóvenes que
se alistaban para luchar por sus derechos nacionales y de género.
Recorrimos Sur, que los compañeros nuestros
que viajaron con anterioridad conocieron en su esplendor, ahora está casi
totalmente destruido y lleno de check points y barricadas de las fuerzas
turcas, anunciando de manera arrogante que ese es “terreno conquistado” por
ellos.
En esos días se esperaba que se redoblaran
los bombardeos contra unos 23 cementerios de mártires kurdos, en cuyo lugar
Erdogan pretende construir más cárceles para seguir con su política de
desmoralización del pueblo.
Fuimos a la plaza donde se reunían las
Madres de los Sábados, que ahora no pueden hacerlo debido al estado de sitio y
la represión. Mientras tanto, las mujeres que no se alistan para combatir
militarmente con las guerrillas en las montañas se mantienen activas,
organizándose en las “Academias de Mujeres”, que obviamente han dejado de ser
espacios legales.
Allí perpetúan su idioma - que nuevamente no se puede hablar en
público - y se organizan contra la violencia machista y patriarcal, tan común
en esos lugares. Hay que tener en cuenta que este año les cerraron 50 academias
y cesantearon de sus trabajos a miles, quitándoles las visas para impedir que
puedan trasladarse a otras regiones del país.
En este contexto, fue muy fuerte para mí caminar
por las calles del Barrio Sur, porque todavía conservo las imágenes que nos
había enviado el camarada Juan Carlos, que estuvo allí dos años atrás, imágenes
que llenaron mi retina de colores.
Ahora el paisaje es desolador y ni siquiera
podíamos sacar fotos con tranquilidad porque la policía nos vigilaba en todos
lados. A pesar de esto pude traerme varias, mostrando las casas destruidas y quemadas
con las banderas omnipresentes del estado turco.
La conclusión que saqué es que cambió la
relación de fuerzas entre el gobierno y el movimiento de masas, que pasó a la
defensiva. Esto sucedió por varias razones, una de ellas fue el aprovechamiento
del gobierno del intento de “golpe”, valiéndose del sentimiento nacionalista de
una parte de la población.
La otra cuestión, me parece, tiene que ver
con la línea del PKK, que es la
conducción mayoritaria del pueblo kurdo. Creo que empujó a decenas de miles de
jóvenes a emprender acciones militares aisladas de los trabajadores y el
pueblo, que aunque las miraban con simpatía no participaron activamente.
Y, obviamente, no es joda pelear contra el
segundo ejército de la OTAN, que por más valentía y abnegación que haya del
otro lado, siempre tendrá las de ganar, salvo que tenga que enfrentar la
movilización de todo el pueblo, que cuando se mueve es invencible, como ha
habido ejemplos maravillosos a lo largo de la historia.
Sobre esto y su relación con la situación del
norte de Siria, empezamos a sacar conclusiones con mis compañeros de CSC, que
iremos procesando para socializarlas con los sectores de la vanguardia que han
venido mirando con mucha simpatía el proceso revolucionario que venía
encabezando el pueblo kurdo, particularmente después de la victoria contra ISIS
en Rojava. Eso, será parte en
definitiva, de las próximas notas.
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