Por Graciela Monari
El 15 de febrero se cumplieron 18 años desde que los
servicios secretos de Estados Unidos, Israel y Turquía secuestraran al líder kurdo
y principal dirigente del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Abdullah
Öcalan, en el trayecto entre la embajada griega al aeropuerto de Nairobi,
Kenia.
En 1998, el gobierno sirio de Hafez al Assad - quien
permitía su presencia - fue amenazado por la administración turca, que desplegó
la presencia de 10 mil soldados en la frontera, amenazando cortar el flujo de
agua provista por el río Éufrates, desde la represa hidroeléctrica “Ataturk”.
Al Assad cedió, expulsando a “Apo”, que viajó a Rusia
solicitando asilo. Sin embargo Rusia desistió del pedido, obligándolo a pedir
ese mismo tratamiento en Italia, a donde viajó inmediatamente. Apenas bajó del
avión fue detenido por las autoridades, que acataban las órdenes emanadas por
los gobiernos de Alemania y Turquía.
Las presiones internacionales, como Amnistía Internacional, cuyos
miembros exhortaban a no extraditarlo, obligaron al Tribunal de Apelación de
Roma a dejaron en libertad. Un mes después, Ocalan viajó a Kenia, donde el
gobierno griego lo recibió en su embajada de Nairobi, aunque sin concederle el
asilo, debido a sus tensas relaciones con Turquía.
Cuando quiso salir de Kenia, Abdullah Ocalan fue secuestrado y enviado a
Estambul, donde fue hospedado en la cárcel-isla de Imrali en total y absoluto
aislamiento. El 31 de mayo de 1999 comenzó el juicio por traición a la patria y
terrorismo. El 29 de junio, fue condenado a muerte por la ley que castiga el
separatismo y cualquier atentado contra la integridad del país.
A pesar de que los Estados Unidos revalidaron la condena,
tildando a Ocalan de “terrorista internacional”, las presiones provenientes de diferentes
organizaciones internacionales, Amnistía Internacional y la propia ONU, lograron
que la justicia turca cambie la pena de muerte por reclusión perpetua.
Desde CS - integrante del Comité Kurdistán de Argentina - hemos
estado al frente de todas las actividades solidarias con la justa causa del
pueblo kurdo y, a pesar de las diferencias políticas que tenemos con el PKK, siempre
luchamos por la libertad de todos/as los/as presos/as políticos de Turquía,
particularmente Abdullah Ocalan.
Nuestra actitud solidaria con los heroicos compañeros y
compañeras de las guerrillas que derrotaron a Estado Islámico en Kobane - que
se materializó en distintos viajes de nuestros militantes al Kurdistán - no nos
impide, sin embargo, tener una mirada crítica de las orientaciones llevadas
adelante por la organización que lidera “Apo”.
A partir de esta ubicación convocamos a los partidos de izquierda
y organizaciones de los derechos humanos, democráticas, combativas, sindicales,
estudiantiles, feministas, etc. a tomar en sus manos la pelea por la liberación
de los miles y miles de luchadores y luchadoras que pueblan las cárceles de
Turquía, gobernada por el gobierno fascista de Erdogan.
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